Un consorcio internacional de investigadores, entre los que se encuentra un grupo de la Universidad de Salamanca, ha identificado nuevas variantes genéticas relacionadas con la miopía, uno de los trastornos oculares más comunes. Los nuevos genes están presentes en la población occidental y también en la asiática.
El hallazgo, publicado en la revista «Nature Genetics», abre una nueva vía de tratamiento que no se antoja muy lejana.
Aunque la localización de genes relacionados con una enfermedad suele implicar la espera de muchos años para que dé frutos en las consultas, hoy pensar en una terapia génica contra la miopía no parece nada descabellado.
En oftalmología, esta técnica que introduce genes correctores, ya es una realidad y está dando buenos resultados con algunas enfermedades graves oculares, como la retinosis pigmentaria.
«El ojo es un órgano de elección para utilizar terapia génica, por su volumen y porque permite que el tratamiento permanezca en su interior en la concentración deseada», explicó Terri Young, profesor de Oftalmología del Centro de Genética Humana de la Universidad de Duke, uno de los investigadores que ha participado en el estudio.
El tratamiento estaría justificado porque la miopía no es siempre un problema banal, asegura Young. La miopía limita la calidad de vida y en el 2-3% de los casos, puede ocasionar desprendimiento de retina, hemorragias en la mácula y glaucoma prematuro. Esta condición es una de las causas más frecuentes de ceguera.
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