viernes, 3 de septiembre de 2010

Carta a mi ex oftalmologo



Estimado Dr.

De mi mayor consideración, y con el respeto que ud. me merece, permítame hacerle llegar la presente para manifestarle y dedicarle unas palabras:

Desde la época de mis abuelos y también como tradición de mis padres, he escuchado que la palabra del médico es “palabra santa”, pero hoy me he puesto a pensar, a raíz de mi enfermedad, si aquellas palabras son tan ciertas y si debo aceptar sus dichos sin objeción y contradicción.

Ud. doctor que me conoce, que he sido su paciente fiel por años, que he venido a su consultorio desde niña de la mano de mi madre, recordando en estos momentos, se me viene a la mente, que años tras años, me indicaba una nueva graduación para mis gafas. Yo me sentía orgullosa de ud, porque cada vez obtenía nuevos diplomas, asistía a nuevos congresos y obtenía más admiración de sus colegas, y su jerarquía era mayor.

A los 28 años después de transitar por tantos años como miope uno se va acostumbrando a cambiar de anteojos y de lentes de contactos, y permítame decirle que hasta he sentido afecto por ud.

Durante todos esos años estoy completamente segura que yo me interese más por ud que ud por mi , tal vez sea porque su reloj estaba más delatado que el mio y no podía perder minutos de su valioso tiempo en conocer un poco más de mi persona, lo comprendo., también se entender que su profesión no le permita ver más allá de su trabajo para conocer el aspecto humano de cada paciente.

Cuando llegó aquel junio de 2007, y se presentó la maculopatía, ud debió ver mi rostro de asombro al escuchar de su labios “QUE ME IBA QUEDAR CIEGA”, si bien aquellas cuatro palabras no implicaban un insulto, la poca generosidad y humanidad que ud demostró con aquel manifiesto, hizo que mis lagrimas brotarán, pero se que estaba muy ocupado para darse cuenta, debido a su abultada agenda y al estar repleta la sala de espera.

Nunca olvidare aquellas palabras, por ser tan cruel la mentira. Porque por mi cuenta, tuve que aprender de maculopatía, de baja visión, de ayudas ópticas y si ud. no lo sabia de ayudas electrónicas y también rehabilitación visual- Obviamente esas palabras fueron el adiós de nuestra esporádica pero larga relación, seguramente ud. no se habrá dado cuenta que deje de verlo desde aquel dia, porque fácilmente ud. remplazo mi lugar por el siguiente paciente.

Me indigna saber que ud., siga manifestando a otros como yo, esos malos diagnostico y más me indigna la frustración de saber que a quien yo admiraba de pequeña, no era más que un hombre, que solo poseía diplomas, pero que nunca aprendió a tratar a un paciente , a dar cátedra de valores humanos, de tratarme como un ser humano.

Hoy doctor tengo 31 años, sigo mi vida, y por suerte he conocido mucho sobre mi enfermedad, comprendí que la palabra del medico, es igual a la de cualquier ser humano, que ud no tiene súper poderes, y que lo que expresa con soberbia no es sagrado como lo decían mis antepasados.

Hoy respeto al medico que me valora como PACIENTE, al que me respeta como persona, el que entiende mis emociones y comprende el difícil camino que es aceptar una enfermedad incurable, es una pena que ud no haya tenido la oportunidad de aprender en la vida nada de eso.

Si aun esta leyendo esta misiva, y antes que su impulso le exija que la tire, quiero decirle que toda persona, inclusive ud, tiene posibilidad de cambiar, de mejorar, tanto como persona como profesional, y espero que mi relato le sirva de ejemplo para no reiterar todas las equivocaciones que cometió conmigo,.

Recuerde que para ser médico no solo hace falta graduarse, tener un titulo universitario, tener un consultorio, sino que antes que todo eso, hace falta saber algo más importante y valioso:saber COLOCARSE EN LUGAR DEL PACIENTE.

Saluda atte.

Su ex paciente.

1 comentario:

Solcito dijo...

Hola Analia, leyendo estas palabras me he sentido tan identificada! Tengo 24 años y el oftalmóloco al cual iba desde pequeña, luego de hacerme una retinografía me dijo que era maculopatía, sin explicarme demasiado al respecto agregó que o podía seguir viendo como en ese momento o perder la visión. Que NO había tratamiento alguno..
Por supuesto no he vuelto, pero debería para decirle que por suerte luego de una colocación de avastin, no solo mi visión en el ojo izquierdo no ha empeorado sino que ha mejorado notablemente..
A veces pienso, cuantos pacientes se quedaran con esas palabras, sin buscar otra opinión, esperando que siga su curso la maculopatía...
Es triste, pero para algunos sus pacientes no son mas que un abultado arancel que cobran por consulta, por estudio realizado..
Saludos!

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