A Goldring, que es ciega de un ojo y tiene muy poca visión en el otro, se le ocurrió la máquina de ver cuando fue al optometrista y le examinaron los ojos con un equipo de diagnóstico -un oftalmoscopio de barrido láser- que proyecta una imagen simple directamente sobre la retina. Ella pudo ver la imagen y pidió que le proyectaran otra de una palabra, que pudo leer, y luego que le transmitieran un vídeo por la misma vía.
Aunque el oftalmoscopio permitía ver imágenes, era una máquina grande y muy cara y el trabajo del equipo de Goldring, en el que han participado decenas de estudiantes a lo largo de 20 años, ha consistido en hacerla primero de sobremesa y ahora portátil, informa el MIT. El equipo contó con la colaboración de Rob Webb, el inventor del oftalmoscopio, que trabaja en la Universidad de Harvard.
La versión portátil y barata es posible porque se ha reemplazado el láser por diodos emisores de luz (LED) que son igualmente una fuente de luz muy brillante. Además, 'todos los componentes son ahora mucho más pequeños y se producen en masa para otros fines', explica Brandon Taylor, un miembro del equipo.
La máquina para ver va montada en un trípode flexible y se puede conectar a cualquier fuente de visión, como una cámara de vídeo o la pantalla de un ordenador. Las imágenes de la fuente entran hasta una pantalla de cristal líquido (del mismo tipo que las de las cámaras de fotos o televisores de este tipo), que está iluminada por los diodos. Los datos se concentran entonces en un haz muy fino que entra en el ojo. 'No se trata de magnificar la imagen', explica Quinn Smithwick, otro miembro del equipo. 'Funciona porque todos los datos de la imagen se concentran en un diminuto punto de luz'.
El prototipo se va a probar ahora en pacientes de una clínica oftalmológica de Boston. Goldring lo utiliza para hacer fotos, lo que le permite, dice, expresarse visualmente. El trabajo ha sido financiado por la NASA y el propio MIT.
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