domingo, 19 de enero de 2014

Los Antioxidantes no Previenen la Aparición de la Maculopatía Senil

Enviado por Jose Luis:


  • AUTOR : Chong EW, Wong TY, Guymer RH y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Dietary Antioxidants and Primary Prevention of Age Related Macular Degeneration: Systematic Review and Meta-Analysis
  • CITA : BMJ 335(7623):755-759, Oct 2007
  • MICRO : Por el momento no existen evidencias científicas que avalen la teoría de que la ingesta de suplementos con antioxidantes o su incorporación a la dieta resulte eficaz para la prevención primaria de la maculopatía senil temprana.

Introducción

La maculopatía senil (MS) puede presentarse en forma temprana, caracterizada por la presencia de exudados blandos, amarillentos, conocidos como drusen (confluentes o no) y cambios pigmentarios en la retina (hipopigmentación, hiperpigmentación o despigmentación sin atrofia), y en forma tardía, en la que predominan la neoformación vascular y las hemorragias subretinianas. Ambas variantes de la enfermedad conducen a la pérdida de la visión central (macular).
La edad, la predisposición genética y el hábito de fumar son los únicos factores de riesgo reconocidos para la MS. Sin embargo, la patogénesis de esta enfermedad no se conoce con exactitud.
La retina está expuesta de modo constante a la luz y a altas concentraciones de oxígeno, por lo que es un órgano con alto riesgo de presentar daño oxidativo. En consecuencia, se ha especulado con la utilidad de los antioxidantes para prevenir la aparición y la progresión de la MS. Según un ensayo clínico aleatorizado, publicado por el Age-Related Eye Disease Study Research Group en 2001, los pacientes con MS intermedia, tratados con altas dosis de antioxidantes, han mostrado una reducción del 28% del riesgo para la progresión a formas avanzadas.
Sin embargo, la información disponible en cuanto a la prevención primaria resulta contradictoria, ya que numerosos estudios sugieren que los antioxidantes de la dieta pueden impedir la aparición de signos de MS temprana, mientras que otros tantos no arriban a la misma conclusión.

Métodos

Los autores realizaron una búsqueda en siete bases de datos: Medline, PubMed, las revisiones Cochrane, EMBASE, Web of Science, los resúmenes de la Association for Research in Vision and Ophthalmology y la información disponible de los National Institutes of Health.
Se eligieron como palabras claves las referencias a distintos antioxidantes, a oligoelementos y a la propia MS, sin restricciones en cuanto al idioma o a la fecha de publicación.
Se incluyeron todos los trabajos controlados y aleatorizados o de diseño prospectivo, en los que los pacientes tuvieran un seguimiento de al menos un año. Se definió como objetivo principal a la MS temprana y como objetivo secundario a la forma tardía de la enfermedad.
Se efectuaron los ajustes estadísticos necesarios para minimizar la heterogeneidad de los trabajos, así como la reducción del sesgo de publicación mediante técnicas gráficas de funciones.
Finalmente se seleccionaron 12 trabajos que cumplieron los criterios de inclusión propuestos; 9 de ellos eran estudios prospectivos de cohortes y los 3 restantes, ensayos clínicos aleatorizados.

Resultados

Los 9 trabajos prospectivos incluyeron 149 203 pacientes, procedentes de países occidentales, casi todos mayores de 50 años. Por su parte, los 3 estudios controlados y aleatorizados evaluaron el papel de ciertos antioxidantes (vitamina E y carotenos) en la prevención primaria de la MS, en todos los casos con resultados negativos.
Una de las sustancias más estudiadas fue la vitamina A, que no resultó eficaz para la prevención de la forma temprana de la MS (odds ratio [OR] combinado: 0.98, intervalo de confianza del 95%). En cuanto a las vitaminas C y E, los estudios considerados en forma separada resultaron contradictorios, ya que algunos de ellos revelaron una asociación positiva con la prevención de la MS, mientras que en otros ensayos la relación entre estas sustancias y la aparición de la enfermedad fue neutra o incluso inversa. Sin embargo, al aplicar el ajuste estadístico, los OR combinados para estos dos antioxidantes fueron de 1.11 y 0.83, respectivamente, por lo cual no parece existir asociación definitiva entre su utilización y el riesgo de presentar la enfermedad.
Existen resultados similares en cuanto al cinc, dado que 2 ensayos describieron una asociación positiva con la prevención de la MS, mientras que otras 2 publicaciones señalaron una asociación inversa o nula. Al combinar los resultados, no se verificó un vínculo definitivo entre la utilización de este antioxidante y la enfermedad en su forma temprana (OR: 0.91).
Al analizar lo concerniente a la luteína y la zeaxantina, empleadas en 6 de los 9 estudios de cohortes con bajo nivel de heterogeneidad, los investigadores tampoco demostraron su utilidad en la prevención de esta afección (OR combinado: 0.98 para ambas drogas).
Los resultados correspondientes tanto a los carotenos (alfa y beta) como al uso del licopeno y de la criptoxantina beta fueron similares a los de los otros antioxidantes mencionados. Ninguno de estos productos presentó un nivel significativo de asociación con la prevención de la MS; los OR combinados respectivos fueron de 1.05, 1.07 y 1.01.

Discusión

Entre otras dificultades metodológicas, los investigadores reconocen que los trabajos que cumplieron los criterios de inclusión se realizaron en pacientes de países occidentales sin alteraciones nutricionales, por lo que la extrapolación de los resultados a la población general puede no ser adecuada. Además, mencionan que tanto la definición diagnóstica como los métodos de evaluación de la MS variaron de un estudio al otro; lo mismo sucedió con los cuestionarios nutricionales utilizados para estimar la ingesta diaria de cada antioxidante.
Como contrapartida, los autores destacan que todos los trabajos tenían buena calidad estadística, con bajo sesgo de publicación y escasa heterogeneidad. Además, en todos ellos los pacientes fueron seguidos durante un período prolongado.
Los investigadores sugieren que, de acuerdo con el análisis efectuado, los antioxidantes presentes en la dieta no tienen efectos sobre la prevención primaria de la MS. Sin embargo, en el caso de la vitamina E, el OR combinado se encuentra en valores límite, con lo cual parece asociarse con una reducción sutil del riesgo de aparición de esta enfermedad en su forma temprana. De todos modos, el análisis de los 2 trabajos aleatorizados que utilizaron este suplemento vitamínico no demostró el efecto protector del suplemento con vitamina E, incluso en una dosis hasta 15 veces mayor que la presente en la dieta.
En cuanto a los carotenos alfa y beta, de demostradas propiedades como filtros de la luz azul y como antioxidantes in vitro, no parecen prevenir la aparición de MS, aunque pueden resultar útiles en el retraso de la progresión de la enfermedad, una vez efectuado el diagnóstico. Este hecho parece deberse a que las reacciones oxidativas se desencadenan ya en la fase temprana de la enfermedad.

Conclusiones

La ingesta de los 9 antioxidantes evaluados en esta revisión mostró efecto escaso o nulo en la prevención primaria de la MS en su etapa temprana en los pacientes de países occidentales con nutrición adecuada. Los autores concluyen afirmando que no existen suficientes pruebas científicas que apoyen la teoría de que los antioxidantes o los suplementos dietarios que los contienen prevengan la aparición de la MS.

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