Enviado por Jose Luis:
- AUTOR : Chong EW, Wong TY, Guymer RH y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Dietary Antioxidants and Primary Prevention of Age Related Macular Degeneration: Systematic Review and Meta-Analysis
- CITA : BMJ 335(7623):755-759, Oct 2007
- MICRO : Por el momento no existen evidencias científicas que avalen la teoría de que la ingesta de suplementos con antioxidantes o su incorporación a la dieta resulte eficaz para la prevención primaria de la maculopatía senil temprana.
Introducción
La maculopatía senil (MS) puede presentarse en forma temprana,
caracterizada por la presencia de exudados blandos, amarillentos,
conocidos como drusen (confluentes o no) y cambios pigmentarios en la
retina (hipopigmentación, hiperpigmentación o despigmentación sin
atrofia), y en forma tardía, en la que predominan la neoformación
vascular y las hemorragias subretinianas. Ambas variantes de la
enfermedad conducen a la pérdida de la visión central (macular).
La edad, la predisposición genética y el hábito de fumar son los
únicos factores de riesgo reconocidos para la MS. Sin embargo, la
patogénesis de esta enfermedad no se conoce con exactitud.
La retina está expuesta de modo constante a la luz y a altas
concentraciones de oxígeno, por lo que es un órgano con alto riesgo de
presentar daño oxidativo. En consecuencia, se ha especulado con la
utilidad de los antioxidantes para prevenir la aparición y la progresión
de la MS. Según un ensayo clínico aleatorizado, publicado por el Age-Related Eye Disease Study Research Group
en 2001, los pacientes con MS intermedia, tratados con altas dosis de
antioxidantes, han mostrado una reducción del 28% del riesgo para la
progresión a formas avanzadas.
Sin embargo, la información disponible en cuanto a la prevención
primaria resulta contradictoria, ya que numerosos estudios sugieren que
los antioxidantes de la dieta pueden impedir la aparición de signos de
MS temprana, mientras que otros tantos no arriban a la misma conclusión.
Métodos
Los autores realizaron una búsqueda en siete bases de datos: Medline, PubMed, las revisiones Cochrane, EMBASE, Web of Science, los resúmenes de la Association for Research in Vision and Ophthalmology y la información disponible de los National Institutes of Health.
Se eligieron como palabras claves las referencias a distintos
antioxidantes, a oligoelementos y a la propia MS, sin restricciones en
cuanto al idioma o a la fecha de publicación.
Se incluyeron todos los trabajos controlados y aleatorizados o de
diseño prospectivo, en los que los pacientes tuvieran un seguimiento de
al menos un año. Se definió como objetivo principal a la MS temprana y
como objetivo secundario a la forma tardía de la enfermedad.
Se efectuaron los ajustes estadísticos necesarios para minimizar la
heterogeneidad de los trabajos, así como la reducción del sesgo de
publicación mediante técnicas gráficas de funciones.
Finalmente se seleccionaron 12 trabajos que cumplieron los criterios
de inclusión propuestos; 9 de ellos eran estudios prospectivos de
cohortes y los 3 restantes, ensayos clínicos aleatorizados.
Resultados
Los 9 trabajos prospectivos incluyeron 149 203 pacientes, procedentes
de países occidentales, casi todos mayores de 50 años. Por su parte,
los 3 estudios controlados y aleatorizados evaluaron el papel de ciertos
antioxidantes (vitamina E y carotenos) en la prevención primaria de la
MS, en todos los casos con resultados negativos.
Una de las sustancias más estudiadas fue la vitamina A, que no resultó eficaz para la prevención de la forma temprana de la MS (odds ratio
[OR] combinado: 0.98, intervalo de confianza del 95%). En cuanto a las
vitaminas C y E, los estudios considerados en forma separada resultaron
contradictorios, ya que algunos de ellos revelaron una asociación
positiva con la prevención de la MS, mientras que en otros ensayos la
relación entre estas sustancias y la aparición de la enfermedad fue
neutra o incluso inversa. Sin embargo, al aplicar el ajuste estadístico,
los OR combinados para estos dos antioxidantes fueron de 1.11 y 0.83,
respectivamente, por lo cual no parece existir asociación definitiva
entre su utilización y el riesgo de presentar la enfermedad.
Existen resultados similares en cuanto al cinc, dado que 2 ensayos
describieron una asociación positiva con la prevención de la MS,
mientras que otras 2 publicaciones señalaron una asociación inversa o
nula. Al combinar los resultados, no se verificó un vínculo definitivo
entre la utilización de este antioxidante y la enfermedad en su forma
temprana (OR: 0.91).
Al analizar lo concerniente a la luteína y la zeaxantina, empleadas
en 6 de los 9 estudios de cohortes con bajo nivel de heterogeneidad, los
investigadores tampoco demostraron su utilidad en la prevención de esta
afección (OR combinado: 0.98 para ambas drogas).
Los resultados correspondientes tanto a los carotenos (alfa y beta)
como al uso del licopeno y de la criptoxantina beta fueron similares a
los de los otros antioxidantes mencionados. Ninguno de estos productos
presentó un nivel significativo de asociación con la prevención de la
MS; los OR combinados respectivos fueron de 1.05, 1.07 y 1.01.
Discusión
Entre otras dificultades metodológicas, los investigadores reconocen
que los trabajos que cumplieron los criterios de inclusión se realizaron
en pacientes de países occidentales sin alteraciones nutricionales, por
lo que la extrapolación de los resultados a la población general puede
no ser adecuada. Además, mencionan que tanto la definición diagnóstica
como los métodos de evaluación de la MS variaron de un estudio al otro;
lo mismo sucedió con los cuestionarios nutricionales utilizados para
estimar la ingesta diaria de cada antioxidante.
Como contrapartida, los autores destacan que todos los trabajos
tenían buena calidad estadística, con bajo sesgo de publicación y escasa
heterogeneidad. Además, en todos ellos los pacientes fueron seguidos
durante un período prolongado.
Los investigadores sugieren que, de acuerdo con el análisis
efectuado, los antioxidantes presentes en la dieta no tienen efectos
sobre la prevención primaria de la MS. Sin embargo, en el caso de la
vitamina E, el OR combinado se encuentra en valores límite, con lo cual
parece asociarse con una reducción sutil del riesgo de aparición de esta
enfermedad en su forma temprana. De todos modos, el análisis de los 2
trabajos aleatorizados que utilizaron este suplemento vitamínico no
demostró el efecto protector del suplemento con vitamina E, incluso en
una dosis hasta 15 veces mayor que la presente en la dieta.
En cuanto a los carotenos alfa y beta, de demostradas propiedades
como filtros de la luz azul y como antioxidantes in vitro, no parecen
prevenir la aparición de MS, aunque pueden resultar útiles en el retraso
de la progresión de la enfermedad, una vez efectuado el diagnóstico.
Este hecho parece deberse a que las reacciones oxidativas se
desencadenan ya en la fase temprana de la enfermedad.
Conclusiones
La ingesta de los 9 antioxidantes evaluados en esta revisión mostró
efecto escaso o nulo en la prevención primaria de la MS en su etapa
temprana en los pacientes de países occidentales con nutrición adecuada.
Los autores concluyen afirmando que no existen suficientes pruebas
científicas que apoyen la teoría de que los antioxidantes o los
suplementos dietarios que los contienen prevengan la aparición de la MS.
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